Montar la parada no siempre es fácil, y por mucho que una lo intente siempre surgen imprevistos que escapan a nuestro control (carpas que surcan el aire como si de cometas se tratasen; mesas cabezonas que deciden no estirar sus patas; material cuidadosamente guardado en la única caja que nos hemos dejado en casa,..), en fin, que os voy a contar.
Aquel 11 de mayo en Majada no fue distinto a muchos otros, pero al final, todos aquellos pequeños obstáculos que el día nos tenia guardados ahora se han convertido en anécdotas curiosas, grandes personas y muy buenos recuerdos.